En un mensaje con motivo de la Jornada Mundial de la Pesca, que se celebra mañana 21 de noviembre, se recuerda que el sector emplea a unos 59,5 millones de personas. “Sorprendentemente, uno de cada dos trabajadores es mujer. Asia tiene el mayor número de trabajadores en este sector, con aproximadamente el 85% de la fuerza laboral mundial".
RUBEN CRUZ Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Los gobiernos
deberían aprobar legislaciones "para mejorar las condiciones de vida y de
trabajo de los pescadores y sus familias y redoblar su lucha contra el
trabajo forzoso y la trata de personas". La exhortación del Prefecto del
Dicasterio vaticano para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, cardenal
Peter Kodwo Appiah Turkson, forma parte del mensaje en ocasión del Día Mundial
de la Pesca que se celebra mañana 21 de noviembre.
La
celebración de este año coincide con un momento particularmente excepcional,
dado que los efectos de la pandemia del Covid-19 se han propagado rápidamente
por todo el mundo, con consecuencias dramáticas para las economías de
muchos países y un grave impacto en sectores tan vulnerables como el de la
pesca”, que se ha visto particularmente afectada por factores como la reducción
de la clientela en hoteles y restaurantes.
"Además de los efectos de la pandemia,
el sector de la pesca tiene que afrontar problemas crónicos que la atormentan y
ante los cuales, los retos planteados por el COVID-19 palidecen”. El mensaje
habla de la pesca intensiva y la pesca “ilegal, no declarada y no reglamentada
(INDNR), prácticas que todavía se llevan a cabo en distintos lugares del mundo,
bajo cualquier pabellón, y que son perpetradas, con frecuencia, por grupos que
cuentan con poderosas flotas y mejores recursos. Violan las leyes y las
normativas internacionales y nacionales. Esto penaliza a los verdaderos
pescadores y a las comunidades pesqueras, que tienen que hacer frente a una
competencia desleal y ver como se agotan las poblaciones de peces a un ritmo
que provoca que éstas no tengan tiempo de regenerarse. Se trata de una práctica
que no es sostenible y que implica una disminución de las reservas pesqueras y
una reducción de la capacidad de producción en el futuro”.
“Las
condiciones de trabajo y de seguridad de los pescadores embarcados se han visto
afectadas por el cierre de los puertos pesqueros debido a la pandemia y a la
imposibilidad de realizar cambios en las tripulaciones. Además, la falta de
equipos de protección personal ha aumentado el riesgo de transmisión del virus,
puesto que los pescadores trabajan en espacios reducidos y ambientes cerrados.
Como consecuencia directa, varios miembros de tripulaciones pesqueras
contrajeron el virus a bordo de un cierto número de pesqueros y, al no poder
recibir asistencia médica inmediata, fallecieron y fueron rápidamente
sepultados en el mar por sus compañeros preocupados. A menudo, sin que las
familias conocieran el destino de sus seres queridos.”
Otros
pescadores migrantes - explica a continuación - se ven privados de la
oportunidad de trabajar. Sin la posibilidad de generar ingresos para mantener a
sus familias y pagar sus deudas, están cada vez más expuestos al riesgo de
convertirse en víctimas de la trata de personas o del trabajo forzoso. Además,
pueden también permanecer largos períodos de tiempo varados en un país
extranjero y obligados a vivir en campamentos de refugiados /migrantes, en una
situación de hacinamiento y en condiciones higiénicas deplorables”.
“En este
tiempo de pandemia, quisiera hacer un llamamiento a una mayor solidaridad con
las personas más marginadas, como se explica en Fratelli Tutti del Papa
Francisco: “La solidaridad se expresa concretamente en el servicio, que puede
asumir formas muy diversas de hacerse cargo de los demás. El servicio es «en
gran parte, cuidar la fragilidad. Servir significa cuidar a los frágiles de
nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo»”
Otros
pescadores migrantes - explica a continuación - se ven privados de la
oportunidad de trabajar. Sin la posibilidad de generar ingresos para mantener a
sus familias y pagar sus deudas, están cada vez más expuestos al riesgo de
convertirse en víctimas de la trata de personas o del trabajo forzoso. Además,
pueden también permanecer largos períodos de tiempo varados en un país
extranjero y obligados a vivir en campamentos de refugiados /migrantes, en una
situación de hacinamiento y en condiciones higiénicas deplorables”.
“En este
tiempo de pandemia, quisiera hacer un llamamiento a una mayor solidaridad con
las personas más marginadas, como se explica en Fratelli Tutti del Papa
Francisco: “La solidaridad se expresa concretamente en el servicio, que puede
asumir formas muy diversas de hacerse cargo de los demás. El servicio es «en
gran parte, cuidar la fragilidad. Servir significa cuidar a los frágiles de
nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo»”
El
camino hacia la plena protección de los derechos humanos y laborales de todas
las categorías de pescadores sigue siendo un camino largo y sinuoso. Una vez
más, alzamos nuestra voz para pedir que las organizaciones internacionales y
los gobiernos redoblen sus esfuerzos por aplicar la legislación, para mejorar
las condiciones de vida y de trabajo de los pescadores y de sus familias y
endurezcan su lucha contra el trabajo forzoso y la trata de personas.
Ya
pasó el momento de hablar. ¡Ha llegado el de actuar! “Cuando se respeta la
dignidad del hombre, y sus derechos son reconocidos y tutelados, florece
también la creatividad y el ingenio, y la personalidad humana puede desplegar
sus múltiples iniciativas en favor del bien común” (Papa Francisco, Discurso a
las autoridades civiles, Tirana, Albania, 21 de septiembre de 2014).
Por último,
en este Día Mundial de la Pesca, mis pensamientos están con todos los
pescadores del mundo que sufren y atraviesan una situación difícil. ".