lunes, 25 de mayo de 2020



El marino y la espiritualidad que el mar sugiere

·         El marino al hacerse a la mar, abandona la seguridad de tierra, de su familia, de sus   amigos, del lugar  que le identifica: costumbres, cultura  etc
·         El marino busca más allá , en el fondo  manifiesta insatisfacción
·         No le importa vivir el riesgo  que supone contiene el mar
·         La inmensidad del mar y su poder le hace tomar conciencia de su fragilidad
·         El marino vive atento a cuanto le rodea día y noche
·         El mar sugiere muchos caminos
·         El mar inspira libertad
·         La inmensidad del mar  evoca a Dios
·         El barco  fue propuesto  a Noé como un  medio de salvación para el hombre
·         La Iglesia  es el barco de los cristianos. Los marinos cristianos  viven en el barco la cercanía de la iglesia y por lo tanto el medio de su salvación
·         Vive la necesidad de encuentro en la llegada a Puerto objetivo siempre del barco
·         Como Jonás, el creyente que navega, se ha de sentir  invitado por Dios a ser su testigo entre sus compañeros  con obras  y palabras

·         Los amigos de Jesús eran pescadores : siete de los doce apóstoles eran pescadores
·         Desde un barco nos enseñó la parábola del sembrador
·         El caminar sobre las aguas nos sugiere que la fe se pone a prueba arriesgándonos a avanzar  al encuentro de Jesús en las dificultades
·         La tempestad  calmada nos invita a confiar en la cercanía de Jesús en medio de las tormentas:” tu fe se prueba con mi silencio”, me dijo un día
·         Jesús espera en la orilla / playa (Stella Maris) a los que vienen de la mar con el pan y los peces sobre las brasas encendidas
·         El ancla símbolo de esperanza en una existencia futura esperanza que se afianza en Jesucristo
·         La red nos recuerda la misión  que tiene el apóstol de anunciar a Cristo  con su palabra y el TESTIMONIO

  •  El pez signo de identidad de los primeros cristianos En griego la apalabra pez, ICHTYS contiene el credo mas corto de la Iglesia : Jesús Cristo, hijo de Dios salvador
·         El cálculo de la meridiana permite conocer la situación del buque en relación de la altura del sol sobre el horizonte al mediodía De igual modo  la situación de nuestro caminar al Padre puede determinarse teniendo como referencia a Jesús y el amor que El nos enseña en nuestro en nuestra cotidianidad
·         El puerto lugar de llegada de nuestro navegar a la casa del Padre
·         El timón( su palabra ) nos ayuda a mantener el rumbo que nos lleva al Puerto
·         Las estrellas tambien hablan :El rumbo  en la noche ( referencia de María de Nazaret en los momentos oscuros)
·         Los faros  en la costa ( hechos , palabras  y situaciones de peligros  que alertan al marino vienen de tierra
·          El marino  vive atento a los “bajos “ que se ocultan bajo el agua y hacen naufragar: tambien en peregrinaje al Padre podemos encontrar apariencias que nos hacen encallar/ naufragar
·         El viento es siempre  motivo de atención por cuanto afecta al rumbo( abatimiento), impide avanzar cuando está en contra  También recuerda al Espíritu que hace avanzar la nave. La brisa suave recuerda  , como a Eíias  la presencia de Dios
·          La propia carta   de navegación ayuda a entender y descubrir la necesidad de buscar en la Palabra de Dios , la guía el camino a seguir
·         La nube puede recordar la presencia de Dios en sus vidas  que les guía en el camino de  la libertad (éxodo ) saliendo de la esclavitud También la nube  nos recuerda  la razón de nuestra vida pues como el agua venimos de Dios , realizamos  nuestra misión  y volvemos a El
·         El riesgo nos descubre  nuestra  fragilidad  y activa nuestra oración y nuestra  confianza en Dios
·         La vela invita a mantener el alma abierta al impulso del viento del Espíritu
·         El motor del barco  habla de la constancia/perseverencia, fidelidad   y el esfuerzo que exige el seguimiento de Cristo

Juanpedro Mar





martes, 12 de mayo de 2020

Obispo Promotor del Apostolado del mar en España


                             Fray José López Ortiz
Nacimiento y formación
     Hijo de San Lorenzo de El Escorial, nació el día 10 de julio del año 1898. De 1908 a 1914 cursó el Bachillerato en nuestro Colegio de Alfonso XII, con calificaciones tan distinguidas que obtuvo la nota de sobresaliente en el Instituto del Cardenal Cisneros y el Premio extraordinario en el Grado. En este año citado ingresó en el Seminario de Madrid, en el que estudió la Filosofía y otras disciplinas de la carrera eclesiástica, en las que alcanzó igualmente en los cursos estudiados la nota de sobresaliente. Llamado por Dios al claustro, abrazó la vida religiosa, vistiendo el hábito agustino en el Monasterio de su ciudad natal. Profesó de votos simples el 2 de abril de 1918; de solemnes, el 3 de este mes de 1921, y recibió finalmente el presbiterado en el mismo Real Sitio de San Lorenzo el día 17 de septiembre de 1922.
     Comenzó inmediatamente la carrera de Derecho y en ella se licenció (1925) y doctoró por la Universidad Central de Madrid en 1931.
Magisterio y docencia
     Sus relevantes prendas intelectuales, manifestadas tanto en las clases monacales como en otros actos académicos; sus constantes publicaciones sobre cuestiones jurídicas, en especial las relacionadas con el derecho musulmán, justipreciaron el valor científico y cultural de su personalidad, que alcanzó muy pronto destacado relieve en las letras y en la investigación.
     Fue profesor en el Colegio de San Agustín (cc. Barco/Valverde) de Madrid. Profundo conocedor de la lengua y literatura islámicas y versadísimo en todas las ramas del Derecho, le fue confiada, por su capacidad y competencia, la cátedra de Historia del Derecho en la Universidad de El Escorial, que desempeñó muchos años, con creciente admiración de sus alumnos, quienes reconocieron desde el primer momento al religioso sabio y competentísimo, al maestro insustituible y al catedrático modelo por la claridad y dominio de sus ideas luminosas.
     Sus méritos trascendieron bien pronto a los círculos culturales de Madrid, por eso en 1929, reclamado por la Academia de Jurisprudencia, dio tres importantísimas conferencias acerca de Derecho musulmán; fue nombrado profesor, juntamente con los PP. Morata y Martínez Antuña, de la Escuela de Estudios Árabes de la capital, dirigida entonces por D. Miguel Asín. En 1934 ganó por oposición la cátedra de Historia del Derecho en la Universidad de Santiago, ocupándola solamente un año, pues al siguiente se trasladó a Madrid, como auxiliar de dicha disciplina en la Universidad Central.
     Fue pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios y realizó un viaje por Alemania, cuya lengua conocía a fondo, visitando las más importantes ciudades, centros y bibliotecas germánicas.
     Poco después, solicitado por la Sorbona francesa, estuvo en París (13 febrero 1936) y dio una interesante conferencia acerca de S. Isidoro y el Islán, acreditándose en tal forma que en el acto fue invitado a dar otras varias, que no pudo realizar a causa de la guerra civil española.
     Esta le sorprendió en El Escorial, desde el cual fue conducido con toda la Comunidad a la cárcel de S. Antón, habilitada para este efecto, donde permaneció, como un vulgar malhechor, hasta el 27 de octubre, que salió libre con el fin de obtener por la libertad su colaboración. No accedió el P. López, y en vista de la negativa, estuvo a punto de volver a caer en manos de sus enemigos. Para evitarlo se vio obligado a refugiarse en la Legación de Rumania, de la que intentaron sustraerle, aunque en vano.

Cargos y condecoraciones. Obispo de Tuy-Vigo. Arzobispo de Grado
    Aún antes de la liberación total, el Gobierno nacional le nombró Consejero del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, en el que prestó después importantísimos servicios.
     El 15 de enero de 1940 el Dahír de la Cancillería de la Orden de Medauia de la Zona de Protectorado de España en Marruecos, le otorgó el grado de “Jitisas” (Oficial), en la Orden Medauia.
     El marcado relieve de su creciente personalidad científica y la aureola de su fama acumularon en el P. López los cargos de Vocal de la Junta Bibliográfica del Consejo de Investigaciones Científicas (14 marzo 1940), Jefe de Estudios, Bibliotecas y Seminarios de la Facultad de Derecho de Madrid, miembro del Instituto de Estudios Políticos desde su constitución, Asesor del Sindicato Español Universitario (17 abril 1942) y Catedrático de Historia de la Iglesia en la Central.
       Fue solicitada su cooperación por asociaciones y corporaciones culturales que a porfía reclamaban sus trabajos para prestigiar las páginas de sus revistas, por eso al repasar su bibliografía encontramos su firma como colaborador en la Revista del Instituto de Estudios Políticos, en la Revista de la Facultad de Derecho de Madrid; lo fue, igualmente, de La Ciudad de Dios, de Religión y Cultura, El Escorial, Al Andalus, Nueva Etapa, Ensayos, Anuario de la Historia del Derecho, Misión, Sí, Ya, y finalmente Director de la revista Arbor, hasta el número 18, inclusive (1946), de la que fue fundador.
      Dentro de la Provincia Agustiniana fue Definidor, nombrado en el Capítulo de 1943. En el ejercicio de este cargo fue consagrado Obispo de Tuy el día 21 de septiembre de 1944, en la Real Basílica del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
     El 23 de octubre de 1944 le fue impuesta la Insignia de Asesor Nacional del Sindicato Nacional Español Universitario y el día precedente pronunció la Oración fúnebre en la Iglesia de religiosas Trinitarias de Madrid por el alma de D. Miguel Asín, presidida por los Ministros de Educación Nacional y Justicia, Sres. Ibáñez Martín y Aunós; los Sres. Pemán, Cotarelo y Casares, en representación de la Academia; el Sr. Nuncio, Mr. Cicognani, y otros representantes de todas las Corporaciones del Instituto de España.
      En el mismo año (30 septiembre 1944) fue elegido tercer Vicepresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y finalmente, el 22 de noviembre de 1945 le fue impuesta por el Sr. Ministro de Educación la Cruz de la Orden de Cisneros, en el acto solemne de la inauguración del Colegio Mayor César Carlos.
       Podemos añadir todavía otros datos de interés para la biografía del Excmo. P. López Ortiz, que enaltecen su personalidad y son pruebas inequívocas de sus méritos. En 1944 fue nombrado Presidente de la Sección de Historia del Derecho en el Instituto de Estudios Jurídicos. El 12 de mayo de 1947 tomó posesión como académico de número en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, presidido el acto por los ministros de Educación y de Justicia, el Presidente de las Cortes y el Sr. Obispo de Madrid, Dr. Eijo.
      En 29 de diciembre de 1949, el «Boletín del Estado» publicó un decreto por el que se le concedía la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil; a principio de 1951 fue nombrado Vicepresidente segundo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas; en el año 1954, académico correspondiente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, y en 11 de diciembre de 1959, Prelado asistente al Solio Pontificio por el Papa Juan XXIII. En 1963 el Ayuntamiento de Vigo le concedió la Medalla de Oro de la Ciudad de Vigo y le nombró hijo adoptivo (1964).
      Como obispo de Tuy-Vigo fue padre conciliar en el Concilio Vaticano II. En 1967 formó parte de la Subcomisión Mixta de Enseñanza, creada por la Comisión Mixta de Obispos y Superiores Mayores.
      En 1969, y hasta 1977, fue nombrado Vicario General Castrense y Arzobispo de Grado. En 1972 fue elegido Presidente de la Comisión Episcopal de Enseñanza y miembro de la Permanente, de la Conferencia Episcopal.



      Murió en Madrid el 4 de marzo de 1992. Sus restos reposan en la Iglesia Arzobispal Castrense de Madrid.
Andrés Llordén, OSA

P. Xavier Sánchez Erauskin y Terranova


UN “TERRÍCOLA”INFILTRADO EN EL MUNDO DE LA MAR


     No soy un auténtico “hombre de Terranova”. Nunca lo fui. Y no por mi condición de ser de Vitoria- Gasteiz (tierra adentro hubo siempre mucho enrolado en las tripulaciones), sino por “infiltrado” en un ambiente que no era el mío. Para empezar, “un cura en Terranova”. Debo explicarme. Estuve trece años en el seminario-universidad de Comillas, con un panorama abierto a la mar cantábrica. Allí me enganché a la academia del Apostolado del Mar.

 Algunos aprovecharíamos las vacaciones para conocer de cerca la vida en los puertos y la labor asistencial a los marinos de los Clubs “Stella Maris” de Vigo, Bilbao y Barcelona. Ordenado cura el año 1962 embarqué en el puerto de Santander en un mercante, el Sierra Blanca de la Marítima del Nervión. En mi libreta de navegación constaba mi rol de “camarero” en dicho buque.

      Fue una travesía con carga y descarga en Amberes y Rotterdam desde el puerto de Santander. Sería mi primera y dura experiencia de “pato mareado”, en el canal de la Mancha y el Mar del Norte. Llevé muy mal el oleaje y temporales. Iba de incógnito de mi verdadera condición (solo el capitán del buque estaba en el ajo) con idea de no poner barreras añadidas a mi bautismo marítimo. A bordo me conocían como “el estudiante”, trabajaba en un trabajo sociológico sobre la vida en la mar. Mi secreto, sin embargo se rompería estrepitosamente en Rotterdam. Allí me descubrieron. Con otros compañeros de a bordo habíamos salido a dar una vuelta por los muelles. En nuestros correteos, aterrizamos en el Club “Stella Maris”, el más importante y conocido de Europa. Estando en el bar les comenté que quería saludar en su despacho al famoso y controvertido Padre Adriano, capellán del Club. Me invitó, ya que llevaba diez días sin poder celebrar misa, a hacerlo privadamente en la capilla del Club. Estaba acabando cuando se abrió la puerta y aparecieron mis compañeros que me buscaban por toda la casa. Se quedaron de una pieza, después indignados. –“Nos has engañado... eres un traidor, un infiltrado espía de los curas…”–. Tenían razón de enfadarse, pero acabaron entendiendo, mal quebien, mis explicaciones y motivos: que “quería conocer desde dentro y sin cortapisas, como uno más, el mundo de la mar al que me iba a dedicar…“. Sellamos con unas cervezas en el bar nuestro entendimiento y siguieron llamándome “el estudiante”. En todo caso mantuve también mi condición de“pato mareado” hasta el desembarque en Santander.

     Mi suerte de ir a Terranova se decidió en el mismo Santander donde eventualmente colaboraba en el Club del Poblado de Pescadores. En Marzo de 1962, desde la isla de Saint-Pierre, el Administrador Apostólico y el Vicecónsul de España, habían pedido al Apostolado del Mar español el envío de un capellán que estudiase “in situ” la atención a los pescadores que recalaban en la isla, cada vez más numerosos. Aquel mismo verano, el capellán del Club “Stella Maris” de Santander, Guillermo Altuna, en viaje relámpago en avión, conseguía en tiempo record (mes y medio) poner en marcha un Club en Saint-Pierre. En setiembre el sacerdote guipuzcoano Alberto Gárate lo mantuvo por tres meses. Al final de ese periodo, Gárate decidió no volver. Yo seguía en el puerto de Santander y Altuna me convenció para que llenase esa baja inesperada. Cambiaba mi futuro; de mi previsto trabajo en el mundo de la mercante, al casi desconocido de la pesca.

SÁNCHEZ ERAUSKIN, Xabier: “Terranova y Saint Pierre
en la década dorada de las parejas: Recuerdos y experiencias de un superviviente (1963-1970)”,
Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco, 8, Untzi Museoa-Museo
Naval, Donostia-San Sebastián, 2016, pp. 481-516.