Día
de las Gentes del Mar 2018
La
gente del mar reclama nuestra atención
Nuevamente dirigimos nuestro cuidado e
interés hacia las gentes del mar y a la sociedad para difundir el mensaje
eclesial que invita a todos a prestar nuestra seria atención y plegaria por
todas las personas que desde su sacrificado esfuerzo en los trabajos de la mar
tanto enriquecen a la Sociedad y a quienes debemos estar tan agradecidos. Nos
inspira como siempre la solicitud amorosa de la Virgen del Carmen que nos
indica siempre el seguimiento de Cristo y su servicio también en este caso a
las gentes del Mar .
¿Maestro, no te importa
que perezcamos? (Mc 4,38).
La pregunta describe la angustia vivida
por los discípulos en el seno de una tormenta en el mar, que les sobresaltó de
una forma sorpresiva y sin capacidad de respuesta.
La pregunta resuena en los problemas que
en nuestro tiempo se siguen viviendo en el ámbito del trabajo en el mar. No son
pocas las tragedias marineras tenidas en España ni las dificultades y luchas
que la honrada gente marinera debe afrontar que no deben quedar en el olvido ni
ser solo página de sucesos momentánea que provoque una solidaridad de corto
plazo . Sino que hay que mantener la mirada atenta y el corazón dispuesto para
que este servicio sea tratado permanentemente en justicia sobre todo en los
casos más vulnerables No se trata de tormentas climatológicas, sino de las
tormentas simbólicas que fueron afrontadas en el reciente XXIV Congreso Mundial
del Apostolado del Mar celebrado en Kaohsiung (Taiwan), el pasado otoño; y que
afrontó el tema de la pesca, el tráfico de los seres humanos y el trabajo
forzado con especial afectación a mujeres y niños. Y tampoco debemos olvidar el
impulso recibido en la Asamblea del Apostolado del Mar celebrada en Coruña el
pasado Septiembre .que nos empujaba a mantener el ritmo de una Iglesia en
salida desde la Fuerza de la fe ante todos los obstáculos
Son muchas las situaciones de dificultad y
dolor que implican estas tareas. A las irrenunciables del duro trabajo, de la
distancia con las familias, ( no debemos olvidar la numerosa cantidad de
emigrantes trabajando en estos ámbitos) , del peligro aparejado al mundo de la
mar; se suman las que son fruto de la injusticia como la falta de salarios
dignos, la ausencia de sistemas de comunicación que permitan acortar las
distancias físicas con los seres queridos, y otras particulares que constituyen
verdaderos atentados a la dignidad de la persona como trabajos que se acercan a
descripciones más propias de la esclavitud, enfermos abandonados en los puertos
o incumplimiento de las condiciones estipuladas en un contrato.
La Doctrina Social de la Iglesia contiene
desde el más puro espíritu evangélico respuestas adecuadas para ello, que nos
hacen vivir nuestra fe unida a un compromiso
¿Por
qué estáis con tanto miedo? (Mc 4,40).
La Iglesia, lejos de ser insensible, vive
una profunda preocupación ante estas realidades. Muestra de ello es el amparo
del apostolado del mar en el recientemente creado Dicasterio para el Desarrollo
Integral por el que el papa Francisco ha mostrado una especial cercanía e
implicación personal.
La respuesta no es solo estructural sino
que se hace visible y cercana a través de muchos cauces entre los que destaca
la realidad de las parroquias: «comunidad de comunidades, santuario donde los
sedientos van a beber para seguir caminando, y centro de constante envío
misionero». Etimológicamente, parroquia significa el lugar donde vivir «junto
a», donde «habitar en vecindad» y cumple su vocación gracias al esfuerzo de
toda una comunidad que quiere abrir sus puertas a los que transitan por ella
para que puedan sentir el calor de un «segundo hogar», por distante que pueda
estar del propio.
No olvidemos que “la comunión eclesial, aún
conservando siempre su dimensión universal, encuentra su expresión más visible
e inmediata en la parroquia. Ella es la última localización de la Iglesia; es,
en cierto sentido, la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de
sus hijas”.
Es
necesario que todos volvamos a descubrir, por la fe, el verdadero rostro de la
parroquia; o sea, el «misterio» mismo de la Iglesia presente y operante en
ella.
Se trata de una comunidad sensible ante
las urgencias de la gente del mar y sus familias que reclaman nuestra atención.
Y que debería ser cada vez más creciente El encuentro con ellos se convierte en
ocasión para comprender el paso de Dios por las circunstancias de su Pueblo,
especialmente por su cercanía providente en las especialmente difíciles.
La gente del mar navega con sabiduría
entre los oleajes propios de su oficio y entre los oleajes de las injusticias
descritas. En ellos se forja su respuesta al Señor y se convierten en
testimonio de «la santidad «de la puerta de al lado», de aquellos que viven
cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios»3.
Pues
¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen? (Mc 4,41)
El mar se convierte en espacio
privilegiado para la experiencia de fe. Por cómo la protagonizan quienes bregan
con sus dificultades y por el testimonio de acogida que pueden ofrecer quienes
esperan en la orilla. Con toda seguridad, la experiencia se puede vivir con
mayor intensidad en el encuentro
entre ambas perspectivas. Diócesis, Parroquias marineras, cofradías ,
asociaciones , instituciones sociales etc tenemos una responsabilidad especial
en el apoyo y la acogida que debe ser continuamente renovada y actualizada.
Pidamos a Dios a quien
el mar y el viento obedecen ser capaces de mostrar en estas claves nuestro
compromiso de fe teniendo como estrella segura a Maria la Virgen del Carmen , a
la que tan emocionadamente llamamos y cantamos tantas veces como Estrella de
los Mares. Que nuestro canto se prolongue en el compromiso cristiano con la
gente del mar.
A cuantos les ayudan y apoyan, y a ellos
mismos les enviamos nuestra bendición y afecto con la alegría por celebrar este
día
+ Luis Quinteiro Fiuza Obispo de
Tui-Vigo
Obispo Promotor del Apostolado del mar