viernes, 10 de julio de 2020

La Gente de mar: trabajadores esenciales, claves


A propósito de las circunstancias que afectan a la gente de mar a causa del Coronavirus y de las voces que internacionalmente se han alzado.
Ricardo R. Martos

      El día 1 de mayo, a petición de diversas asociaciones internacionales de capitanes de la marina mercante y de armadores, así como con el apoyo de la International Chamber of Shipping (ICS) y de la International Transport Federation (ITF), en muchos p uertos del mundo los barcos hicieron sonar sus sirenas en reconocimiento a la contribución que la gente de mar hace a nuestra sociedad y de una manera especial en este momento tan difícil debido al COVID-19. A nivel de España, tanto Puertos del Estado como ANAVE, se sumaron a ese reconocimiento a la gente de mar.
      Previamente, el 19 de marzo, las ya mencionadas International Chamber of Shipping e International Transport Federation habían dirigido conjuntamente una carta abierta a las Naciones Unidas, pidiendo que se facilitaran los cambios de tripulaciones, se considerara a los marinos trabajadores clave y se aseguraran los servicios de bienestar en puerto.
      El día 20 de marzo la International Christian Maritime Association (ICMA) , se dirigía también a las Naciones Unidas, respaldando el escrito antes mencionado.
      Por su parte, el Lloyd's List Shipping Podcast (How to help shipping’s stranded seafarers) de 9 de abril, advertía: “Dado que las compañías navieras continúan posponiendo el intercambio de tripulaciones y extendiendo los contratos de trabajo como única forma de superar las restricciones de cuarentena y de los viajes por coronavirus, la industria tiene una bomba de relojería en sus manos. No se equivoquen: la fatiga entre la gente de mar traerá consigo inevitablemente más accidentes en el mar. “
     Por su parte la OMI publicó el 27 de marzo la Circular Letter No.4204/Add.6 en la que entre otras cosas se decía: "Se recomienda a los gobiernos y autoridades nacionales relevantes que designen a la gente de mar profesional y al personal marino, independientemente de su nacionalidad cuando se encuentren en su jurisdicción, como trabajadores clave que prestan un servicio esencial…”
     Y, con fecha 5 de mayo, la Circular Letter No.4204/Add.14 , decía: “Las compañías navieras y las aerolíneas están cooperando para cumplir con esta prioridad al garantizar que las operaciones fiables puedan continuar durante la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19). Sin embargo, estas redes se detendrán si no se puede disponer de tripulaciones de relevo en los barcos debido a la falta de vuelos disponibles y a otras restricciones que afectan a los viajes y a la circulación de dichas tripulaciones. Esta situación crítica adquiere cada vez más una dimensión humanitaria para aquellas tripulaciones que ya han pasado muchos meses en el mar y que es necesario repatriar a sus países de origen y reemplazar urgentemente…”
   Hay pues una unánime opinión de que la gente de mar debe ser considerada trabajadores clave, que se debe asegurar que puedan ser repatriados para disfrutar de las vacaciones que les corresponden y que puedan ser relevados por otras tripulaciones que puedan acceder al barco. Huelga decir el papel crucial del sector marítimo para la macroeconomía y su repercusión en las economías domésticas.
     Sin embargo, nos topamos con la cruda realidad de tripulantes que han sobrepasado ampliamente los períodos de contrato y que siguen a bordo porque no pueden ser desembarcados.
      Problema aparte es el de los barcos de cruceros, que, no pudiendo operar, están fondeados por todo el mundo, con numerosos tripulantes a bordo, viviendo situaciones de gran ansiedad, porque no se les permite desembarcar o porque se encuentran bloqueados en distintos puertos porque sus países tienen las fronteras cerradas.
    Es evidente que nos hallamos ante unas circunstancias inéditas, inimaginables, pero ¿no se pueden buscar soluciones especiales para gente especial?
     Vayamos a otro apartado: el de los servicios de bienestar en puerto. Con motivo de la actual situación se vuelve a hablar de su necesidad. Conviene recordar que la OIT de manera clara y explícita a través de su convenio 161 (1987) y posteriormente del MCL 2006, ya estableció que los Estados firmantes debían ocuparse de que en los puertos de cierta importancia hubiera servicios de bienestar para los marinos. Y ¿qué ocurre en la práctica? Pues que en muchos puertos importantes tales servicios brillan por su ausencia y que allá en donde los hay, en su inmensa mayoría son ofrecidos por entidades privadas, sin ánimo de lucro, mayoritariamente de iglesias cristianas, que deben luchar por su supervivencia económica para lo cual dependerán frecuentemente de la sensibilidad de la comunidad portuaria local.
    Resulta necesario que se tome en serio el considerar a la gente de mar como trabajadores esenciales.
    Urge que se cumplan los convenios y recomendaciones internacionales en lo que hace referencia a las necesidades humanas de las tripulaciones y que se adopten las medidas oportunas para que los tripulantes que deben desembarcar puedan llegar a sus hogares y se destinen los recursos necesarios para que la gente de mar disponga en puerto de los servicios que requiere Stella  Maris Barcelona    



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