martes, 7 de abril de 2020

FALLECE CRISTINA DE CASTRO


Cristina de Castro, una vida al servicio de la gente de mar 

    Cristina, laica consagrada, persona de fe profunda, entregada plenamente al servicio de Dios, llamaba la atención por la devoción con que hablaba de la gente de mar y al mismo tiempo el profundo conocimiento que tenía de su vida y de su trabajo.
    De carácter fuerte, no tenía reparos en abordar a un alcalde, a un director general, a un conselleiro o a un ministro, por defender lo que creía que era justo.
    Su actividad no se limitó a trabajar codo a codo con los pescadores, sino que fue impulsora de la asociación de esposas de pescadores Rosa dos Ventos, que dio a luz el conocido boletín Boga, revisita de gran calidad, tanto por sus artículos, como por su presentación.
    Fue durante años delegada de pesca del Apostolado del Mar para toda España. Siempre acompañada de Mari Carmen Grobas, formaron un tándem incansable. Viajaron por distintos puertos pesqueros de España, con un empuje similar al de San Pablo, animando a potenciar el Apostolado del Mar.
     Consciente de la importancia de defender los derechos de los pescadores más allá de las fronteras españolas, se fue a Bruselas y allí tuvo reuniones con gente de la comisión europea de pesca. Entrando en contacto con mujeres de pescadores de otros países europeos, especialmente de Francia y Países Bajos, crearon una asociación europea, para poder tener más fuerza.
    Ella rechazaba el conformismo y consideraba que no se podía hacer Apostolado del Mar, sin un compromiso firme con los marineros y sus familias y que la defensa de sus derechos era una obligación que de ello se derivaba.
    Fue varias veces invitada al Vaticano, al entonces existente Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, a hablar ante obispos de todo el mundo sobre la vida y el trabajo de los pescadores.
   Era todo un referente en el mundo de la pesca. Luchó para que en los barcos de pesca de altura se controlaran las jornadas de trabajo y por la mejora general de la seguridad y de los períodos de vacaciones de las tripulaciones.
   Con constancia y sin descanso trabajaron en equipo, ella, Maria Carmen y Ricardo Lyon, desde su oficina de Stella Maris, atendiendo también a los marinos mercantes que a ellos acudían.
     Y ya en los últimos años promovió el Centro de los Derechos del Marino en el puerto de Vigo. No había en su vida un espacio que no estuviera dedicado a la gente de mar y sus familias.
    Cristina ahora se ha ido. Dios, que la llamó a servirle entre la gente de mar, ahora la ha reclamado a su reino. Allí se encontrará con mucha gente que la quiso y muy especialmente con tantos pescadores que le fueron precediendo. El nombre de Cristina quedará grabado en la historia del Apostolado del Mar y en nuestros corazones.

Ricardo R. Martos

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