Obispo Promotor del
AM en España
En
1968 Mnr. José María
García Lahiguera (1964-1969) Obispo de Huelva es nombrado
Obispo Promotor del AM en España y en
1969 Arzobispo de Valencia Por entonces
D. José Ignacio Palacio era Director Nacional
del Apostolado del mar en España
Ya
queda dicho cómo don Pedro Cantero dedicó una especialísima atención a los
problemas pastorales de los hombres de la mar, instituyendo el Apostolado del
Mar en la diócesis. García Lahiguera
no sólo asumió con plena responsabilidad aquellas líneas pastorales, sino que
se vio aún más comprometido al ser nombrado Obispo promotor del Apostolado del Mar en España
.
El
Stella Maris se convirtió en el centro de la vida de los hombres del mar de
Huelva, tanto de la actividad ordinaria del club y de la escuela náutico
pesquera, como de los problemas puntuales o de fondo que les afectaba. El naufragio del pesquero Trincher, que
conmocionó a toda la ciudad, tuvo en Stella Maris el lugar más idóneo para
instalar la capilla ardiente, siendo oficiados por el prelado los oficios de
exequias, el 1 de febrero.
Siguiendo
las sugerencias del equipo sacerdotal que dirigían brillantemente el apostolado
del mar en los puertos de las provincia, Huelva, Lepe, Isla Cristina, Ayamonte,
emprendió un viaje a Dakar en el mercante Sierra
Espuña, como un gesto profético. El obispo, viviendo en un estrecho
camarote y compartiendo sus mismas condiciones de vida, hizo patente la
preocupación del Pastor por los problemas humanos y religiosos de la sufrida
gente del mar. El viaje duró desde el 26 de febrero hasta el 9 de marzo de
1968, y le acompañaron Ignacio Palacios, entonces director de Stella Maris, y
José López Boza.
El
lugar de destino - Dakar - fue elegido por el elevado contingente de onubenses
que faenaban en aguas del Senegal o trabajaban en el puerto de la capital. Fue
precedido de varias reuniones del Prelado con las familias de los pescadores,
tanto en Huelva como en otros pueblos costeros (Lepe, Cartaya, Isla Cristina),
en las que don José María se fotografiaba con los familiares, hacía grabar cintas
con mensajes a los pescadores, y recogía paquetes para entregarlos en Dakar.
Así pudo llevar más de 200 fotos, 19 "casetes" con cintas grabadas y más de 100 paquetes que hicieron felices, por unas
horas, a aquellos buenos hombres del mar.
El 9 de febrero de 1968, antes de emprender su
viaje, dirigió una carta a las familias de
trabajadores del mar en la que les dijo:
"Estimada Familia:
Sobre mi conciencia de obispo y Pastor de
todos pesa el inmenso mundo de los hombres de la mar.
. . Tantos y tantos marinos de Huelva que lejos de la tierra y de sus
seres queridos durante meses, trabajan en aguas de la
costa africana.. Quiero conocerles, conocer su ambiente de trabajo, conocer su
barco, y por ello he decidido embarcarme, recorrer la ruta a donde ellos van,
y recalar en DAKAR para compartir allí durante algunos días su vida.
Pero como
el mundo de la mar no lo forman sólo los hombres que se van, sino también lías esposos que se quedan, sus familias que sufren la
separación, quiero asimismo conocer
y saludar a estas familias, compartir con ellas su soledad y la distancia de sus seres queridos, antes de
emprender mi viaje: Porque, para
comprender al hombre de la mar hay que conocer antes su ^hogar.
Por ello, os invito a una reunión sencilla
donde podamos conocernos y saludarnos y me ofrezco
desde ahora a ser portador de un gran saludo y mensajes de amor para vuestros
seres queridos en DAKAR. Me ofrezco también personalmente a llevar
todo aquello que pueda ser para vuestros familiares recuerdo grato:
paquetes, cartas, vuestra misma voz grabada en cinta magnetofónica.
Los Capellanes del Apostolado del Mar,
Padre Ignacio y Padre José, que me acompañarán en mi
viaje, os indicarán el día, la hora y el lugar de nuestra
reunión en la que cuento con vuestra asistencia.
El viaje es un viaje misionero al modo de
San Pablo que embarcó también, para llevar hasta los
más alejados mares su mensaje de amor y fraternidad.
Quiero
llevar ese mensaje de amor en vuestro nombre a todos vuestros familiares alejados
de su hogar.
Hasta pronto que nos veremos, os bendice en el
Señor"
En
el Centro "Stella Maris" de Huelva, el Siervo de Dios conversó con
cada familia de los marineros en particular. Un total de 200 fotografías y 10
rollos de cintas, junto con multitud de paquetes fue el resultado de esas
entrevistas y el bagaje humano, onubense, que junto al espiritual, distribuiría
el obispo a los marineros
La
presencia del Siervo de Dios a bordo fue como una comente nueva de alegría y de
optimismo ^ su sencillez y cordialidad se ganaron el afecto de todos los
hombres y casi todos ellos se confesaron y comulgaron. Todos se sintieron mucho
más cerca de Dios.
Quiso experimentar en vivo
lo duro de aquella vida de la mar, o como dice la Carta a los Hebreos, «por lo
que padeció aprendió la misericordia o compasión... para ser buen pontífice».
De este modo le fue fácil
darse a conocer acercándose a los pesqueros, y a los que no podían llegar por
la distancia les habló por radio, entregándoles o haciéndoles llegar pequeños
paquetes de obsequios de sus familiares y recogiendo los mensajes grabados por
ellos para entregárselos a sus familias. Este detalle tan paternal les reveló
la grandeza de corazón de su obispo
Al embarcar en el "Sierra Espuña"
el Siervo de Dios fue recibido por el capitán Joaquín Aranguren y varios
miembros de la tripulación. Después de saludarles cariñosamente procedió a
instalar el Sagrario en su camarote. Al preguntarle si estaba contento de
realizar este viaje dijo que lo deseaba mucho y que su viaje era exclusivamente
de carácter pastoral:
El 19 de abril era nombrado Obispo Promotor del Apostolado del Mar en
España. El 4 de junio de 1968 dirigió una exhortación pastoral en la que
se hacía eco de los profundos cambios técnicos en el mundo de la pesca, que
permite una mayor autonomía a los barcos, pero que afecta a la vida familiar de
los marineros por sus prolongadas ausencias, y que no siempre supone mejoras en
las condiciones de los contratos y en las condiciones de trabajo a bordo.
Proclamaba que todo progreso técnico debe ir acompañado del progreso social y
humano.
El
segundo viaje lo realizó a los lejanos caladeros de Terranova, en este caso
como Obispo Promotor nacional del Apostolado del Mar, y en avión. Fueron 13
días, desde el 15 al 28 de abril de 1969. En aquella ocasión pudo compartir en
directo la tragedia del accidente del bacaladero Sierra López,
en el que perdieron la vida dos marineros y otro resultó herido. En una
exhortación pastoral, fechada en Saint Pierre (Terranova), el 23 de abril de
1969, describía como testigo presencial las deficientes condiciones de vida y
de trabajo de los pescadores destacados en Terranova y la lamentable situación
psicológica y social, para terminar con un angustioso llamamiento a todos los
que podían y debían mejorarlas.
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