AMADOR ROIG
El
P. Amador Roig y Santacana nos ha dejado a la edad de 84 años, después de una
intensa vida dedicada totalmente a ayudar a los demás
Su
historia es larga y fecunda, pero si tuviera que destacar dos aspectos,
elegiría su paso por el Apostolado del Mar y su labor como presidente de la
Asociación Catalana de Ayuda a la Infancia Rumana.
En
lo que se refiere al Apostolado del Mar, Amador inició sus singladuras en el
puerto de Tarragona en 1971, en donde trabajó de manera muy especial con los
pescadores del barrio del Serrallo. De esa etapa contaba que al principio,
cuando él pedía salir a la mar con ellos, siempre le rechazaban porque decían
que un cura a bordo traía mala suerte. Finalmente, hubo un patrón que se
atrevió a llevarlo a bordo y, justo aquel día, pescaron más que nunca. A partir
de entonces todos querían que les acompañase cuando se hacían a la mar.
Posteriormente sus andaduras lo llevaron a realizar una serie de
embarques en uno de los cuales llegó a hacer de cocinero. Luego recaló en el
puerto de Málaga, en donde se implicó mucho en las reivindicaciones laborales
de los pescadores.
Finalmente volvió a Barcelona donde continuó colaborando con el
Apostolado del Mar, hasta que en 1999 lo hicieron rector de la parroquia de San
Fernando. Sin embargo él siempre se sintió muy cerca de la gente de mar.
En
1991 se involucró en un proyecto para llevar niños enfermos de Rumania para
tratarlos en Barcelona, que se llamó la Asociación Catalana de Ayuda a la
Infancia Rumana (ACAIR) de la que él fue presidente. Sus esfuerzos, viajando a
Rumania, entrevistándose con las autoridades de allí y haciendo gestiones con
la Generalitat de Cataluña dieron como fruto que mes de ciento veinte niños
enfermos rumanos fueran atendidos durante estos años.
El
P. Amador no descansaba nunca. En los últimos años ya jubilado, se dedicó a
escribir y así publicó cuatro libros: "A golpes de remo" donde repasa
su historia, dedicando una buena parte a sus experiencias en el Apostolado del Mar,
"La Biblia y la Mar ", que pretende ayudar a descubrir cómo Dios nos
habla también a través del mar," Recortes "que es una recopilación de
pequeñas historias y recuerdos y, finalmente" De bat a bat” (“de par en
par ") en donde, partiendo de sus experiencias, habla de cómo la Iglesia
debe mantener siempre sus puertas abiertas "de par en par".
Amador ha dejado una profunda huella, como sacerdote y como persona.
Gracias Amador. Descansa en paz. Ricardo Rodríguez-Martos Delegado diocesano del
Apostolado del Mar
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