Misioneros del mar
intercesores
Los encuentros con Mari Cruz Val ( muy próxima a la Renovación
Carismática) y su padre D. José Val de
90 años, después de la misa dominical,
en los que compartíamos nuestras experiencias cristianas personales, permitió a
ambos ir
teniendo conocimiento de la pastoral marítima. Las necesidades que iban
conociendo de esta realidad le invitaban a un compromiso con la misma. Las dificultades de ambos ( ella trabaja como funcionaria del
Ayuntamiento y cuida a su padre ciego,
sordo e inmovilizado en una silla de ruedas ) le recordó la experiencia que
tenía de la Legión de María, en la que se promovía a unas personas con esas o
semejantes limitaciones, en la tarea
de la oración de intercesión por las actividades que habrían de realizar
sus asociados, y a los que se les
denominaba como grupos auxiliares. Mari Cruz sugería que esto mismo se podría llevar a cabo en el Apostolado del mar.

Interpelado con la denominación con la que se identificaría ( recordamos lo de los “grupos auxiliares del
la LM, de Intercesión de la RC o Socios protectores en el AM ) encontramos un día que
siendo nuestra labor una acción misionera de la Iglesia con la gente de la mar, e identificados como
Apostolado del mar, todos los miembros de esta actividad pastoral
son misioneros del mar ( nos hacemos eco de la afirmación de Pio XI: “el
apóstol del marino ha de ser otro marino”) La MISION
es la razón de toda la Iglesia. En consecuencia nos pareció que podíamos
denominaros “misioneros de la mar contemplativos/ o misioneros
marítimos intercesores u orantes
El criterio del
magisterio es un buen aval para nuestra propuesta
El
misionero ha de ser un “contemplativo en acción”. El halla respuesta a los
problemas a la luz de la Palabra de Dios y con la oración personal y
comunitaria. El contacto con los representantes de las tradiciones espirituales
no cristianas, en particular, las de Asia, me ha corroborado que el futuro de
la misión depende en gran parte de la contemplación.
El
misionero, sino es contemplativo, no puede anunciar a Cristo de modo creíble.
El misionero es un testigo de la experiencia de Dios y debe poder decir como
los Apóstoles: «Lo que contemplamos... acerca de la Palabra de vida..., os lo
anunciamos» (1 Jn 1,1-3)
Aunque
ya estábamos proponiendo a la audiencia de nuestro programa Stella Maris en Radio María, el compromiso y la
necesidad de la oración por la gente de
la mar y sus familias, por el Apostolado del mar, y la unidad de los
cristianos, entendemos que esta
propuesta mas “exigente “ debería tener carácter institucional en cuanto se
refiere a la comunión, bendición y
aprobación por parte del Obispo Promotor
y del Director Nacional.

Además
de D. Luis Quinterio, OP. participaron
en aquella ocasión el P. José Maria Rastrojo Gamero
( claretiano), Mari Cruz Val ( hija de José Val, “primer misionero del mar”, fallecido
el cuatro de octubre de ese año), Mari Carmen Grobas delegada del AM em Vigo, Jesús
Zapata Delegado d del AM en Almeria y Director
allí del programa SM y Ricardo R. Martos
de la Delegación del AM en Barcelona
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