Navegando juntos en el mar de la
misericordia
En
toda la Iglesia estamos viviendo con gran gozo el Año de la Misericordia
convocado por el Papa Francisco. El pasado mes de diciembre, en la Solemnidad
de la Inmaculada Concepción, el Papa abría en Roma la gran Puerta de la
Misericordia, queriendo unir íntimamente el Año Jubilar de la Misericordia a la
persona de la Santísima Virgen, a la que invocó como Madre de la Misericordia.

Una de las grandes preocupaciones del Papa Francisco es que los
cristianos recuperemos la alegría de la fe, la alegría de Dios. Y ya veis como
eso es lo primero que le pide a la Santísima Virgen en este Año Jubilar. Qué
cosa tan hermosa el pedirle a la Madre de la Misericordia que nos ayude a
redescubrir la alegría de la ternura de Dios.
Nadie como María ha conocido la profundidad del
misterio de Dios porque, como nos dice el Papa, toda su vida estuvo plasmada
por la presencia de la misericordia hecha carne y en su compañía podremos
entrar seguros en el santuario de la misericordia de Dios y participar
íntimamente del misterio de su amor.
Los hombres y mujeres del mar
queremos experimentar en nuestras vidas el maravilloso don de la misericordia
divina de la mano de nuestra Patrona, Nuestra Señora la Virgen del Carmen. Seguro
que ya habéis vivido el Jubileo de la Misericordia, incluso en diversas
ocasiones a lo largo de este año, pero quiero invitaros a prepararnos para
vivirlo de nuevo todos juntos, espiritualmente unidos, con ocasión de la fiesta
de nuestra Madre y Patrona.
Fue
en el Monte de las Bienaventuranzas en Palestina, mirando al Mar de Tiberíades,
donde Jesús, Nuestro Señor, pronunció aquellas sublimes palabras:
Bienaventurados los misericordiosos. Aquellas palabras de los labios de Jesús llegaron
hasta nosotros a través de sus primeros discípulos, la mayoría pescadores y
hombres y mujeres del mar. Hoy como ayer, la misericordia es el corazón del
mensaje del Evangelio. Como dice el Papa Francisco, la Misericordia es el acto
último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro, la vía que une a
Dios y al hombre y que abre nuestro corazón a la esperanza de ser amados sin
tener en cuenta el límite de nuestro pecado.
San Juan Pablo II proclamó al mundo entero que la
misericordia de Dios es la que da sentido a toda nuestra vida y el Papa
Francisco recogió esa intuición y en este Año de la Misericordia nos propone la
medicina de la misericordia divina para sanar nuestros corazones heridos por
tantos golpes.
Con
el Papa Francisco, os propongo a todos los hombres y mujeres del mar recorrer
juntos con nuestra Patrona la Virgen del Carmen este camino que nos lleva a la
misericordia de Dios. Nuestro mundo necesita experimentar el consuelo de la
misericordia de Dios porque nosotros, hombre y mujeres del mar, sabemos por
experiencia propia que en las horas difíciles sólo la misericordia de Dios nos
da la verdadera paz.
Vaya
mi consuelo y mi ánimo para los que estáis pasando momentos difíciles en la
familia y en el trabajo, especialmente para aquellos enfermos y sin trabajo.
Juntos
rezamos por todas la víctimas de tantos accidentes y naufragios en el mar,
especialmente por los que han fallecido este año.
Os deseo
a todos una feliz Fiesta del Carmen y os pido que nos mantengamos muy unidos
para trabajar sin descanso para lograr una vida y un trabajo dignos para toda
mujer y para todo hombre del mar.
Con
todo mi cariño os encomiendo a todos a Nuestra Patrona, Nuestra Señora la
Virgen del Carmen, implorando su permanente protección.
Luis Quinteiro Fiuza
Obispo
de Tui-Vigo
Obispo Promotor del Apostolado del
Mar
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