Mons. José María García Lahiguera (1964-1969)
HUELVA
El Apostolado del Mar
Biografía
El Siervo de Dios D. José María García Lahiguera nació en Fitero (Navarra) el día 9 de marzo de 1903, siendo bautizado tres días después, 12 de marzo, en la parroquia de Santa Maríala Real ,
perteneciente en ese momento a la diócesis de Tarazona. Es el segundo de los
cuatro hijos que tuvo el matrimonio formado por D. Vicente García Albericio y
Dª María Lahiguera Martínez, naturales de Tarazona y Fitero respectivamente.
El Siervo de Dios D. José María García Lahiguera nació en Fitero (Navarra) el día 9 de marzo de 1903, siendo bautizado tres días después, 12 de marzo, en la parroquia de Santa María
Desde muy pequeño dio muestras de una gran
piedad, y a los 10 años ingresa en el Seminario de Tudela, petición que hizo él
mismo a sus padres un año antes de que estos se lo permitiesen.
En
1915, por motivos laborales y económicos, su familia tiene que trasladarse a
Madrid. Él continúa sus estudios en el Seminario de esta ciudad, dejando en él
una profunda huella por su ejemplaridad, piedad y bondad. En esta etapa estudió
música con el P. Iruarrízaga, director del coro y Schola Cantorum del
Seminario, quien le nombró su sucesor siendo aún seminarista teólogo. En 1923
ganó la oposición a la plaza de Maestro de Capilla de la Catedral de Sigüenza,
plaza que nunca ocupó.

En
este tiempo completó sus estudios, y en 1928 se graduó en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia
de Toledo. La santidad sacerdotal era ya su santa obsesión, y el 8 de diciembre
de 1935, fiesta de la
Inmaculada , hizo su voto “pro eis”.
En
1932 es nombrado director espiritual del Seminario Menor, y en 1933, para poder
trabajar legalmente en el campo de la educación cristiana, convalida sus
estudios civiles, que había simultaneado con los religiosos, obteniendo el
título de maestro nacional en la Escuela Normal de Ávila.
Cuando
en julio de 1936 estalla la
Guerra Civil española él se encuentra en Madrid, donde
permanece hasta el final de la contienda. Puede decirse que fue un “confesor
fidei”, ya que fue detenido e interrogado por dos veces, la última de ellas al
ser asaltada la embajada de Finlandia, donde se encontraba refugiado,
pronunciando las palabras de Jesús “Si me buscáis a mí dejad ir a estos” cuando
preguntaron quién era el cura, y salvando la vida milagrosamente. El obispo de
la diócesis, D. Leopoldo Eijo y Garay, que se encontraba en zona nacional, le
nombra Vicario General de la zona republicana. En este tiempo, la actitud del
Siervo de Dios fue extraordinaria, y se dedicó a socorrer y asistir a los
sacerdotes y religiosas que se encontraban escondidos o refugiados, y a
organizar la asistencia religiosa de muchos fieles que vivían en una verdadera
persecución.
Providencialmente conoce a la Sierva de Dios María del
Carmen Hidalgo de Caviedes y Gómez, que militaba activamente en el “Socorro
blanco”, y la comienza a dirigir espiritualmente. Después de dirigirle unos
ejercicios espirituales, el 25 de abril de 1938, se comprometen a fundar una
congregación religiosa de vida contemplativa, cuya finalidad será la de orar y
sacrificarse por la santidad de los sacerdotes y seminaristas. Es la Congregación de HH.
Oblatas de Cristo Sacerdote, erigida de Derecho Pontificio el 24 de enero de
1967.
En
1939, finalizada la guerra, es nombrado director espiritual del Seminario
Mayor, cargo en el que permanece hasta 1948, en que se le designa visitador
Diocesano de Religiosas. También es nombrado director de la Adoración Nocturna
Española, institución a la que siempre perteneció.
El
17 de mayo de 1950 es preconizado, por el papa Pío XII, obispo auxiliar del de
Madrid-Alcalá, recibiendo la consagración episcopal el 29 de octubre del mismo
año. En este año se celebra por primera vez en la diócesis de Madrid el “Día de
la
Santificación Sacerdotal ” que es organizado por él, y en el
que predica con todo su ardor sacerdotal. En 1962 asiste, en representación del
Episcopado Español, a la inauguración del monumento a los mártires de Nagasaki,
en Japón. También asistió a los Congresos Eucarísticos Internacionales de Río
de Janeiro (1955) y Bogotá (1968).
Al
fallecer el patriarca D. Leopoldo Eijo y Garay, el 31 de agosto de 1963, es
nombrado Vicario Capitular de la sede vacante, y el 7 de octubre de 1964 es
nombrado obispo de Huelva. En su nueva diócesis, lo primero que hace es conocer
uno a uno a todos sus sacerdotes y dirigirles varias tandas de ejercicios
espirituales. Hizo nacer y apoyó incansablemente el “Apostolado del mar”, y él
mismo, realizó dos viajes (a Dakar y Terranova) junto a los pescadores de
Huelva para conocerlos y que le conocieran.
Asiste
al Concilio Vaticano II, donde tiene una actuación en la que diserta sobre el
tema “Del ministerio y la vida de los presbíteros” el día 25 de octubre de
1965.
En
1968 Mnr. José María García Lahiguera es nombrado Obispo Promotor del AM en España y en 1969 Arzobispo de Valencia Por entonces D. José Ignacio Palacio era
Director Nacional del Apostolado del
mar en España También en este año es elegido presidente de la
Junta Episcopal Española para Religiosos
La renuncia del arzobispo de
Valencia Marcelino Olaechea, abrió una interinidad en el gobierno de la Diócesis , que duró casi
tres años, siendo regida por el obispo auxiliar, Rafael González Moralejo, como
vicario capitular, con facultades de obispo residencial, quien durante este
tiempo aplicó las innovaciones del Concilio Vaticano II a las estructuras
diocesanas. Y el 3 de julio de 1969 es preconizado, por Paulo VI,
arzobispo de Valencia, e incluido entre los miembros de la Sagrada Congregación
de Religiosos e Institutos Seculares.

En 1972 preside, en Valencia, el VIII
Congreso Eucarístico Nacional. Solicitó la erección de la Facultad de Teología de
Valencia que fue concedida en 1974.
Durante
su estancia en Valencia fue aprobada, para España, la fiesta litúrgica de
Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, cuyos primeros pasos se remontan a 1950. Tuvo como obispos auxiliares a Jesús
Pla Gandía y a José Gea Escolano.
El
ritmo de vida que se impuso a lo largo de sus años de obispo acabó con su
fortaleza física. En noviembre de 1973 emprende la visita pastoral a sus
sacerdotes de Latinoamérica, donde sufre una fuerte subida de tensión arterial,
y el 14 de febrero de 1974 tiene un accidente cerebro-vascular, después de un
disgusto en la audiencia de la mañana, quedando su salud limitada, aunque pudo
recuperar el movimiento del lado derecho y el habla, que perdió en un primer
momento. Continuó con gran esfuerzo y entrega en el desempeño de su cargo,
hasta que en 1978 es aceptada su dimisión. En septiembre de ese mismo año se
traslada a Madrid, a la
Casa Madre de sus hijas, las Oblatas de Cristo Sacerdote.
Dedicó
a gastar los días y las horas de los últimos años de su vida en oración ante el
sagrario, y en atender y escuchar a los muchos sacerdotes y obispos que le
visitan en su retiro. Fue un lento morir, en oblación sencilla y callada a
todos sus valores, viviendo hasta el final de sus días su lema sacerdotal
“Sacerdos et hostia”.
Falleció el día 14 de julio
de 1989 después de recibir, en días anteriores, la santa unción. Sus restos
estuvieron tres días expuestos a la veneración de los fieles. Se trasladaron a
la catedral de S. Isidro para el funeral, que se celebró con asistencia de
numerosos sacerdotes y fieles, y fueron inhumados en el presbiterio de
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