Pontificio Consejo para la Pastoral
de los Emigrantes e Itinerantes
de los Emigrantes e Itinerantes
Mensaje para el Domingo del Mar 2016
(10 de julio de 2016)

También cuando decidimos que tenemos que
disfrutar y relajarnos haciendo un crucero no nos damos cuenta de los miles de
marineros que están trabajando para que todo salga bien y asegurarnos unas
cómodas vacaciones.
Además, en la reciente
situación de emergencia humanitaria en el mar Mediterráneo, algunas
tripulaciones de barcos mercantes han estado en primera línea para intervenir y
socorrer a miles de personas que intentaban llegar a Europa a bordo de
embarcaciones inflables abarrotadas de gente y no aptas para navegar.
Casi 1.200.000 marineros provenientes de
todo el mundo (la mayoría provenientes de los países en vías de desarrollo) a
bordo de los 50.000 buques mercantes transportan casi el 90% de mercancías de
todo tipo. La fuerza despiadada del mar y del océano expone a los buques a
riesgos considerables, pero son los marineros los que "arriesgan la
vida" bajo múltiples aspectos.
Su integridad física está amenazada
porque no sólo les afectan los peligros de las fuerzas de la naturaleza sino
también la piratería y los atracos a mano armada. El echo de pasar de un país a
otro, de cambiar y tener que adaptarse constantemente a nuevas situaciones
sigue representando una amenaza importante para la seguridad de la tripulación.
Su bienestar psicológico se ve amenazado cuando después de días y semanas en el
mar se les niega el derecho a bajar a tierra firme y de abandonar el barco.
La vida familiar de los marineros está en
peligro porque sus contratos les obligan a estar lejos de su familia y seres
queridos durante meses e incluso durante varios años seguidos. Sus hijos crecen
sin una figura paterna al lado y todas las responsabilidades familiares caen
sobre los hombros de la madre.
La dignidad humana y profesional de los
marineros se ve amenazada cuando son explotados con largas jornadas laborales y
cuando su nómina tarda meses en llegar o, en el caso de abandonar su trabajo
esta nunca llegará. La criminalización de los marineros es un problema grave
puesto que, sobre todo en los últimos años, un cierto número de actividades
marinas, que antes eran consideradas legales, han sido criminalizadas por culpa
de algunos incidentes, tales come naufragios, contaminación, etc.
Alentados por papa Francisco quien llamó
a los capellanes y voluntarios del Apostolado del Mar a ser "la voz de
aquellos trabajadores que viven lejos de sus seres queridos y se enfrentan a
situaciones peligrosas y difíciles" , como Apostolado del Mar nos
encontramos al lado de los marineros que reivindican que sus derechos humanos y
laborales han de ser respetados y protegidos.
Nos gustaría también hacer un llamamiento
a los gobiernos y autoridades marítimas competentes para reforzar la aplicación
del Convenio de la OIT sobre el Trabajo Marítimo (MLC 2006), especialmente la
regla 4.4, cuyo propósito es “asegurar que la gente de mar empleada a bordo de
buques tenga acceso a instalaciones y servicios en tierra que protejan su salud
y su bienestar”.
Por último, con ocasión de la celebración
anual de este Domingo del Mar nos gustaría recordar a todas las comunidades
cristianas y a todos y cada uno de los cristianos lo importante y esencial que
es la profesión de marinero y el sector del transporte marítimo para nuestra
vida diaria. Nos gustaría hacer un llamamiento a los obispos, especialmente a
aquellos de las diócesis marítimas para establecer y apoyar al Apostolado del
Mar como "un signo visible de su afecto y atención hacia aquellos que no
pueden recibir atención pastoral ordinaria" .
Mientras expresamos nuestra gratitud a
los marineros por su trabajo, les encomendamos, a ellos y a sus familias, a la
protección de la Virgen María, Stella Maris.
Cardenal Antonio Maria Vegliò
Presidente
Joseph Kalathiparambil
Secretario
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