DICASTERIO
PARA ELSERVICIO DEL DESARROLLO HUMANO INTEGRAL
Mensaje
para e1 Domingo del Mar 2019 (14 de julio de2019)
Estimados hermanos y hermanas en Cristo, queridos
capellanes, voluntarios, amigos y bienhechores del Apostolado del Mar,

Razón
por la cual, es una tradición arraigada en varias Iglesias cristianas de todo
el mundo, que el Domingo del Mar se celebre e1 segundo domingo del mes de julio.
En este día, se invita a los fieles a recordar y a rezar por e1 millón y medio de
marinos que surcan los océanos y los mares, transportando casi el 90% de los
bienes de una parte a otra.
Para algunas personas, la vida de los
marinos puede resultar atractiva e interesante, puesto que durante la navegación
tienen la posibilidad de visitar numerosos países, pero la realidad es otra, la
vida de un marino está plagada de retos y de dificultades.
En base a su contrato, los marinos se ven
obligados a vivir, durante meses y meses, ene1 espacio confinado de una
embarcación, lejos de sus familias y de sus seres queridos. A menudo, suelen
percibir sus salarios con retraso y, por lo menos en un caso, las legislaciones
nacionales les impiden recibir dinero mientras se encuentran a bordo, por lo
que pueden vivir sin recursos económicos durante todo e1 periodo que dure su
contrato. Los reducidos tiempos de descarga y carga en los puertos les impiden
bajar a tierra para relajarse y aliviar la presión a la que est3n sometidos
debido a las durísimas condiciones de su trabajo, todo ello agravado por la
continua amenaza que representa la piratería, y ahora también por el riesgo de
ataques terroristas. En caso de accidentes marítimos, a menudo, los marinos son
criminalizados y detenidos, sin poder contar con la protección eficaz de la ley
y sin ’poder beneficiarse de un trato justo. En una precaria mezcla de
nacionalidades, culturas y religiones, han disminuido las oportunidades de
interactuar socialmente con el reducido número de miembros de la tripulación
que se encuentran a bordo.
El aislamiento y la depresión, asociados
a un ambiente desfavorable, pueden afectar negativamente a la salud mental de
los marinos, a veces, con consecuencias trágicas y desgarradoras para sus
familias, para los miembros mismos de la tripulación y también para los
armadores.
Debemos
reconocer que, gracias a la ratificación y a la implementación de varios
Convenios y legislaciones internacionales, han mejorado las condiciones de
trabajo y de vida a bordo de un gran número de embarcaciones comerciales. Sin
embargo, no podemos negar que en muchas partes del mundo, donde armadores sin
escrúpulos se aprovechan de una aplicación menos rigurosa de la ley, los
problemas anteriormente mencionados todavía afectan profundamente la vida de
numerosos marinos y de sus familias.
Una vez más, me gustaría hacer un llamamiento
a las Organizaciones internacionales, a las correspondientes autoridades
gubernamentales y a los diferentes actores del sector marítimo, para que
renueven su compromiso relativo a la protección y a la salvaguardia de los
derechos de las personas que trabajan en el mar.
Me
gustaría animar a los capellanes y a los voluntarios del Stella Maris
(Apostolado del Mar), durante sus visitas cotidianas a bordo, que presten
especial atención y entren en contacto con cada marino y pescador, con el mismo
espíritu comprometido que animo a los pioneros de nuestro ministerio cuando,
hace casi cien años, exactamente el 4 de octubre de 1920, decidieron reactivar
y reformar el amplio ministerio de la Iglesia católica para la gente de mar.
En
los rostros de los marinos de varias naciones, os invito a reconocer el rostro
de Cristo. En la babel de sus idiomas,
os recomiendo hablar el lenguaje del amor cristiano que acoge a todos y no
excluye a nadie. Ante los abusos, os exhorto a no tener miedo de denunciar las
injusticias y abogar por “trabajar juntos para construir el bien común y un
nuevo humanismo del trabajo, promover un trabajo respetuoso con la dignidad de
la persona que no ve solo la ganancia o las exigencias productivas sino que
promueve una vida digna sabiendo que el bien de las personas y el bien de la empresa
cambiarían juntos” (Papa Francisco, 7de septiembre de 2018).
Por
último, encomendemos vuestro ministerio a María, Stella Maris, para que continúe
fortaleciendo, inspirando y guiando cada acción de los capellanes y de los voluntarios,
y extienda su protección y su asistencia materna a toda la gente de mar.
Cardenal Peter . A.Turkson
Prefecto 2/2 Dicastero per il Servizio
dello Sviluppo Umano Integrate - Dicastery for Promoting Integral Human
Development Palazzo San Calisto - 00120 Citta del Vaticano Tel. +39 06 69892711
- Fax +39 06 69892790 - info@humandevelopment.va ( www.humandevelopment.v DICASTERIO
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