Juan Pablo II volvió a
proponerla después de la tragedia de las Torre Gemelas en 2001
La liturgia celebra hoy 12 de septiembre la fiesta del Dulce Nombre de
María, ocho días después del nacimiento de Nuestra Señora. Sus padres le
pusieron por nombre María, que significa en su forma hebrea Myriam: “Excelsa”,
que en su forma antigua aramea vincula al nombre con los vocablos hebreos mir,
relacionado con la luz y yam; mar. Luz sobre el mar; de ahí el apelativo
latino, recogido por las letanías, Stella Maris; «Estrella del Mar».
También existe otra etimología, también
derivada del arameo, pero de una traducción asumida por los Padres de la
Iglesia: “Señora”.

Alrededor de los años 70 del siglo XX,
la fiesta del Dulce Nombre de María
desapareció oficialmente del calendario litúrgico (aunque en algunos
países como España siguió celebrándose), y fue Juan Pablo II que después del
atentado de las Torre Gemelas en el 2001 y recordando la intercesión de la
Virgen en la victoria del ejército polaco que puso fin al asedio de Viena por
los turcos, volvió a proponer la fiesta con su fecha original, que
justamente es un día después del fatídico atentado terrorista.
Estas fueron sus palabras en el Ángelus
del día 16 de septiembre del 2001 en Frosinone: “Que la Virgen consuele e
infunda esperanza también a cuantos sufren a causa del trágico atentado
terrorista, que en los días pasados ha herido profundamente al amado pueblo
estadounidense. A todos los hijos de esa gran nación dirijo, también ahora, mi
pensamiento acongojado y partícipe. Que María acoja a los difuntos, consuele a
los supervivientes, sostenga a las familias particularmente probadas y ayude a
todos a no ceder a la tentación del odio y de la violencia, sino a
comprometerse al servicio de la justicia y la paz”.
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