La fe es nuestra fuerza
A los hombres y mujeres del mar en la Festividad de
nuestra Patrona, Nuestra Señora la Virgen del Carmen
En
este día de las Gentes del Mar los hombres y las mujeres del mar, oteadores de
amplios horizontes saben que, con la
fuerza de la fe, nuestro horizonte vital se amplía hasta límites insospechados.
Y una nueva visión confirma nuestras expectativas hacia un futuro que descansa
en el nuevo hombre que mira adelante poniendo los ojos en Jesús, autor y
consumador de la fe.

Y
junto a la fe, también el ancla de la esperanza. Como señalaba Santo Padre
Francisco el 13 de mayo pasado, en Fátima en la canonización de Francisco y
Jacinta Marto, donde pronunció estas bellas palabras:
Cuando Jesús subió al cielo, llevó junto al
Padre celeste a la humanidad ―nuestra humanidad― que había asumido en el seno
de la Virgen Madre, y que nunca dejará. Como un ancla, fijemos nuestra
esperanza en esa humanidad colocada en el cielo a la derecha del Padre (cf. Ef
2,6). Que esta esperanza sea el impulso de nuestra vida. Una esperanza que nos
sostenga siempre, hasta el último suspiro.
Así pues, mirar y orar a Nuestra Señora del Carmen, advocación marinera
por excelencia, es reconocerla como la Mediadora que fortalece nuestra fe y
alimenta nuestra esperanza.
A
ella le pedimos que la sociedad reconozca los muchos beneficios que nos
proporciona la gente del mar cuyos sacrificios a veces son invisibles a los
ojos de nuestra sociedad.
No
nos olvidamos tampoco que los marinos, muchas veces tienen que superar la
lejanía de sus seres queridos. Hemos de agradecer la inmensa labor que hacen
sus esposas y madres . La fe nos sostiene y es nuestra fuerza. Con ella se
superan todas las barreras geográficas y de todo tipo .
Hoy día, en una sociedad más consciente del necesario cuidado de la
creación, la fuerza de la fe en Jesucristo, hijo del Padre, se despliega
también hacia el servicio de un desarrollo humano integral. Y desde la fe se
alienta también nuestro cuidado de la casa común afectada por los efectos
negativos del cambio climático y por la explotación excesiva de los recursos en
el mar , según la encíclica del Papa Francisco “Laudato Si ” sobre el cuidado
de la casa común.
Últimamente
España, ribera del Mar Mediterráneo, ha sido testigo, de cómo algunas
tripulaciones de barcos mercantes (junto a muchas embarcaciones de Salvamento)
han estado en primera línea para socorrer a muchos migrantes y refugiados, a
bordo de embarcaciones nada aptas para navegar. En esta situación de emergencia
humanitaria nuestra oración y la fuerza de la fe están con todos ellos
Haciendo nuestras sus dificultades y alentados por el Papa Francisco
quien llamó a los capellanes y voluntarios del Apostolado del Mar a ser “la voz
de aquellos trabajadores que viven lejos de sus seres queridos y se enfrentan a
situaciones peligrosas y difíciles”, nos encontramos, por la fuerza de la fe y
de la comunión, al lado de los marineros y de la defensa de sus derechos
humanos y laborales que han de ser respetados y protegidos.
La
gran labor pastoral del Apostolado del Mar, fortalecida con la fe en el
Salvador del Mundo, quiere estar muy presente ante los graves peligros que
envuelven a mucha gente del mar. A veces tienen que “trabajar en condiciones
infrahumanas, o caen en manos de la delincuencia organizada o son víctimas de
la trata laboral”. Estos aspectos se tratarán en el próximo XXIV Congreso
Mundial de Apostolado del Mar en Taiwán del 1 al 7 de octubre próximo cuyo tema
principal es “Atrapados en la Red” (Pongamos a los pescadores en primer lugar).
Allí, convocados por el nuevo Dicasterio para el Servicio del Desarrollo humano
integral, acudirá una representación de nuestro Apostolado del mar. Os pedimos
para que dicho Congreso, así como la Asamblea del Apostolado del Mar a celebrar
en A Coruña del 8 al 10 de Septiembre, den los frutos esperados y nuestra fe
pueda salir más reforzada
En este Día de las gentes del Mar, expresamos nuestra gratitud a todos
los que trabajan en la industria marítima. Y oramos para que María Estrella del
Mar recoja a los que han muerto en el Mar. Y que, como cantamos en la Salve
Marinera, “llegue al cielo, hasta ti , nuestro clamor”.
+ Luis
Quinteiro Fiuza
Obispo
de Tui-Vigo. Promotor
del
Apostolado del mar
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